El consumo de alcohol en la adolescencia
La adolescencia es una etapa llena de revoluciones internas, de contradicciones y dudas, así como también de búsquedas, de definiciones y de aventuras. El paso de la niñez a la pubertad generalmente trae consigo profundos procesos que afectan al adolescente y también a su círculo más cercano. Estos repentinos cambios, se manifiestan en todos los ámbitos de su desarrollo y hacen de esta etapa un momento inolvidable, pero también, una etapa en la que, los conflictos, pueden aflorar y llegar a controlar la vida de los adolescentes.
Los cambios que marcan la adolescencia
Fisiológicamente las transformaciones son muchas; mayor sudoración y en consecuencia un olor corporal mas pronunciado, la aparición del acné, subida de peso y cambio de talla. En los hombres, cambia la voz, aparece vello en zonas nuevas del cuerpo, al mismo tiempo que se experimentan por primera vez los “sueños húmedos. Para las mujeres también es un tiempo revolucionario, el cuerpo cambia drásticamente, el busto crece, las caderas se ensanchan y llega la menstruación por primera vez. Si a esto le sumamos cambios en los estados de ánimo, como pasar del enojo a la tristeza repentinamente y sin aparente explicación, podemos deducir que es una etapa convulsionada que, a cualquiera, puede dejar por lo menos un poco confundido.
Los primero botellones
Según los últimos estudios el alcohol es la droga psicoactiva mas consumida en España por los estudiantes que tiene entre 14 y 18 años, la gran mayoría reconoce que ha probado alguna bebida alcohólica por lo menos una vez en su vida y un alto índice dice que lo ha hecho durante el ultimo año.
Esta edad, es una etapa de intensa búsqueda, tanto de emociones, como de experiencias. De rebeldía contra la autoridad y de demandas de espacios propios de expresión, de libertad y entretenimiento. Hay una nueva y alta necesidad de sentirse reconocidos, de ser parte de algo, reconocerse uno con sus pares frente al mundo exterior. Todo este conjunto de emociones y necesidades nuevas llevan al adolescente a sentirse muchas veces sobrepasado por su realidad. Las nuevas inquietudes, las responsabilidades y todos los conflictos para relacionarse con el mundo adulto parecieran ser en muchas ocasiones obstáculos insuperables o inabordables. Las drogas y el alcohol se presentan como una supuesta respuesta para solucionar muchas de estas disyuntivas, pues estos conflictos suelen disiparse y alivianarse después de ingerir alcohol, sumiéndolo en una sensación de poder, calma e indiferencia. Esta nueva sensación empuja al adolescente a exponerse a situaciones de riesgo y exceso para satisfacer sus necesidades y problemáticas. El abuso y el consumo reiterado de esta sustancia produce daños y alteraciones cognitivas pudiendo ocasionar daños neurológicos irreparables, así como también comportamientos violentos, dificultades escolares y actitudes temerarias. Al mismo tiempo el alcohol es considerado por los especialistas como la puerta de entrada a drogas mas duras como la cocaína y pastillas.
El factor social
Un elemento importante que se añade y funciona como un condicionante en el consumo de alcohol, es la presión ejercida por el grupo, que coacciona y en muchos casos, somete a situaciones de estrés y acoso, valiéndose de las ganas incontenibles de los jóvenes por pertenecer al mismo y ser uno con sus pares, y llevándoles a un consumo de alcohol, a veces desmedido y peligroso. Todo este escenario crea las condiciones “perfectas” para el consumo frecuente y, en muchos casos, excesivo, de alcohol y otras sustancias. Es en esta etapa, la de la adolescencia cuando se determina en gran medida la posición que tiene un individuo respecto a algo, en este caso el consumo/experimentación o no con las drogas.
El alcohol, la droga que está en cualquier parte
El alcohol es si duda la droga psicoactiva mas normalizada y extendida socialmente. Está presente en toda celebración, siendo parte de nuestra cultura, y considerándose el hecho de consumir alcohol como algo absolutamente normal. Incluso es parte de los estereotipos que la sociedad presenta a los jóvenes en esta período importante de decisiones y identificaciones.
Los lugares mas comunes donde los adolescentes beben son:
- Pubs y bares, casi el 35% dice haber bebido en alguno de estos dos establecimientos en los pasados 30 días.
- Parques, playas o áreas públicas abiertas, casi 34% de adolecentes confirma haber consumido en los 30 días pasados.
- No muy lejos están las discotecas donde un 29% dice haber bebido en los últimos 30 días.
Un dato importante es el de consumo en casas particulares, que alcanzo un 28%, siendo en su mayoría, este alcohol conseguido fuera de ellas, sobre todo en supermercados, quioscos, tiendas de barrio o chinos.
La negativa influencia del marketing en el consumo de alcohol
El factor social y popular que tiene el beber alcohol es fundamental para entender su consumo y la relación que los adolescentes desarrollan con él. Mayoritariamente, el alcohol está asociado a la diversión, a la celebración, al éxito y la camaradería. Lejos y un poco oculta de la percepción de los adolescentes queda la faceta de decadencia, destrucción y violencia, que ésta droga ocasiona en muchos casos. Esta visión idílica del consumo de alcohol ha sido propiciada por la industria, que crea campañas publicitarias que fortalecen estereotipos alejados de la realidad y favorecen las conductas negativas e insanas, incitando a los más jóvenes al consumo prematuro y excesivo.
Es vital, por lo tanto, estar atentos y siempre disponibles, para explicar con sinceridad, los verdaderos efectos del alcohol y también para identificar en los y las adolescentes comportamientos que puedan estar evidenciando un acercamiento precoz y negativo con esta droga. Conductas que traspasan los límites sanos para su desarrollo y que los dejan en condiciones de fragilidad y vulnerabilidad.
Por eso, y en base a la prevención, es importante mantener con ellos conversaciones cercanas, en las que, sin demonizar ninguna práctica, poder explicarles los efectos del consumo de drogas como el alcohol, tratando de hacerles ver y comprender sus posibles riesgos.
¿Cuándo alarmarse?
A parte del evidente rastro de olor que, el alcohol, deja en el cuerpo al consumirlo, ya sea a través del aliento o a través de la transpiración, hay otra serie de señales que pueden activar nuestras sospechas en relación al consumo abusivo de alcohol por parte de los jóvenes:
- Dificultades con el equilibrio y la coordinación.
- Repentinas actitudes desinhibidas.
- Estados de euforia.
- Falta de reflejos.
- Caídas y accidentes domésticos.
- Hablar de prisa, de forma confusa y excesivamente.
- Náuseas, mareos y vómitos.
- Mala concentración y problemas de memoria.
- Ataques de risa sin razón alguna.
- Conversemos para prevenir.
Sin lugar a dudas, el círculo familiar, social y escolar cercanos a un adolescente es fundamental a la hora de prevenir el consumo de alcohol y cualquier otra droga.
La comunicación es la herramienta esencial para acercarnos a comprender con mayor exactitud lo que los jóvenes están viviendo en esta edad tan intensa y poder aproximar puntos de vista, sin generar conflicto. Estar presentes, preocupados y en un constante dialogo permite establecer relaciones profundas y de confianza. Acompañarles en esta etapa, es vital, así como hacerles saber que no están solos, sin asfixiarles, ni invadir su espacio. Hay que encontrar un equilibrio entre nuestro papel de guías y nuestra responsabilidad sobre su toma de decisiones, sin ejercer presiones innecesarias y sin coactar su libertad.
Fortalecer sus habilidades sociales, entregarles herramientas útiles, como la asertividad y la autoestima, para que puedan enfrentarse al mundo, involucrarse y ser parte de el, aportando con su visión positiva y constructiva.
Es importante enseñarles a manejar la frustración, de la misma manera que el triunfo, que construyan una relación con el mundo y los demás, equilibrada y sana, basada en la empatía y la generosidad.
Entregar confianza y darles responsabilidades, fortalece su temperamento y carácter, favoreciendo la buena toma de decisiones y ayudándoles a hacer las cosas de forma responsable.
La educación en el consumo responsable de alcohol es una tarea que nos corresponde a todos asumir. Tanto padres, como profesores, amigos, profesionales de la salud y la educación, jóvenes y adultos. Esta es una labor que requiere de la cooperación de toda la sociedad y que comienza en el hogar. Guiar, acompañar y prestar la ayuda precisa que nuestros adolescentes requieran. Educarles sin tabús en los riesgos del alcohol y de su consumo excesivo y los profundos daños que este puede llegar a ocasiona. Transmitir valores que permitan al adolescente sentirse auténtico y que fomenten un compromiso con la construcción de un mundo mejor para todos.